Juegos inocentes, caricias inconscientes, que sin culpa sembraban los primeros suspiros del amor. Una escondida pasión entre dos.
Fue como conocerse de nuevo, ese momento, cuando sus miradas se cruzaron y sus labios un primer beso rogaron. Embriagador el silencio que se sintió cuando sus cuerpos como de un sueño despertaron cargados de amor.
«Dame solo una noche, una noche te pido, que solo esta pases conmigo. Déjame refugiarme en ti, déjame probar lo prohibido. Ámame esta noche, te juro que solo eso te suplico»
Olvidando todo a su alrededor por fin la beso, sus labios se fundieron mostrando un único verso de pasión y sus manos llegaron a unas juguetonas caderas que con ansia danzaban buscando el motivo de su anhelo.
Sin saber como sucedió la ropa se desvaneció dejando paso a pieles desnudas que buscaban calor, a sonidos suaves de placer que pronto acompañarían un rítmico compás, al aroma desprendido por dos seres que se dejaban amar.
Escondidos en esa habitación inundaron de jadeos cada rincón, buscaron caricias certeras que juguetonas les hicieran temblar y entrelazaron sus cuerpos hasta que el éxtasis les hizo gritar.
-Noelia García-